Yo crecí una casa en mi
cabeza,
La poblé con animales:
Un ratón de ama de llaves,
Un lagarto en la cocina
haciendo arroz,
Un lobo feroz susurrando y
diciendo “señor”,
Una chinchilla para barrer
las esquinas,
Una jirafa para cerrar las
cortinas
Y un cachorro de labrador
negro para que la chimenea esté limpia.
La casa es antigua, pero
corre al tiempo.
Un oso perezoso da cuerda
al reloj,
un tejón cosecha vegetales
del huerto,
y bajan a comerlos con
arroz en el almuerzo.
Empiezan a hablar del terrible
estado de mi cabeza,
Como los tubos de mi
cerebro necesitan limpieza,
Se puede saber porque las
cañerías gorjean,
Y porque a luz del ático a
inesperadas horas parpadea.
Sin embargo, el ratón dice
que mi gusto no es tan malo,
a excepción de las alfombras
color dorado.
Los viajes que los
habitantes de la casa hacen
Son variados, culturales
Buenos para el corazón,
Problemas dermatológicos y
dentales.
Sin embargo, estoy cargada
de males.
Mi mente es como un rayo: es
brillante pero solo por un rato.
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