Palabras Añejadas: nuevo proyecto

“ 5/12/12 - 08:37 am.

Ayer no he escrito en todo el día. (…)

8:59 am.

(…) yo creo que es porque soy verdaderamente optimista, porque yo, a pesar de mi carácter sádico, agresivo, mis arranques, mi mediocridad moral (…) soy una mujer que se golpea contra la pared, la pared del amor, la pared de la vida cotidiana (…) Y me golpeo la cabeza contra todo porque mi optimismo me dice que algún día esa pared va a caer (…).

9:13 am.

A veces solo quiero estar aquí sentada sin hablar.

Yo ya no puedo aceptar el diccionario.

(…)

24/12/12 - 12:05 am

Lo que mi diario cuenta no sirve de nada, no es nada, está mal contado, está mal contado porque simplemente está contado, es literatura. (…)“

Las personas que me conocen bien, saben que tengo un tema bien complicado con las palabras. Hace más o menos un año mientras pasaba quizá por el momento más difícil que he tenido hasta ahora. A pesar de todo hubo algo que no me abandonó: La lectura. Me topé con este gran libro de Julio Cortázar que se llama “Rayuela” y me di cuenta que su personaje principal tenía el mismo rival que yo: Las palabras.

Lo que pudieron leer hace un rato es un fragmento del diario que mantuve en esa época… hay que tener en cuenta el “Yo ya no puedo aceptar el diccionario”. Al igual que yo, Cortazar descubrió que las palabras corresponden por definición al pasado, es decir que es una cosa ya hecha que tenemos que utilizar para vivir cosas que todavía no están hechas, o que se están haciendo. Por lo tanto el lenguaje no siempre es el adecuado.

“El diccionario es tan solo un cementerio y todos jugamos a desenterrar palabras”

Se tiene que desconfiar de el lenguaje (por tal razón él llamaba a las palabras “Perras negras”), ya que son etiquetas imperfectas que no reflejan adecuadamente la realidad. Lo peor es que a las palabras les gusta engañarnos haciéndonos confiar en ellas. Nunca nadie sabrá la profundidad que tengo al decir estas cosas.

“Pero lo que él busca en el fondo es devolverle (…) todo su brillo, para que pueda ser usado como yo uso los fósforos.”

Con esa frase, Cortázar dice que el lenguaje debería ser usado como se usan los fósforos: creando luz.

“Inventamos nuestro incendio, ardemos de dentro afuera, quizá eso sea la elección, quizá las palabras envuelvan esto como la servilleta el pan y dentro esté la fragancia, la harina esponjándose, el sí sin el no, o el no sin el sí.”

Ahí quiere decir que un momento de plenitud sería uno en el que las palabras no esconden, sino que resguardan, protegen y revelan el verdadero sabor de las cosas.

Cortázar llego a esta conclusión: No hay que dejarse engañar por el lenguaje, ya que este se burla de prácticamente cada palabra de decimos. El lenguaje es un obstáculo entre el hombre y su ser más profundo.  Siempre empleamos un lenguaje completamente denigrante en relación a cierto tipo de realidades más hondas, a las que quizá podríamos acceder si no nos dejáramos engañar por la facilidad con que el lenguaje todo lo explica… o pretende explicarlo.

Después de pensar en todo esto, se te quitan las ganas de escribir porque ¿Para qué sirve el escritor si no para destruir la literatura? Pero de pronto te encuentras quejándote de la literatura usando literatura.

Cuando era pequeña las quería de una forma especial. Sentía que las palabras eran como criaturas y objetos con vida propia. Dibujaba cada letra como si fuera un animalito que iba a saltar sobre mi mano. A veces me parecía que estaba pariendo hormigas  feroces que se comerían al mundo.

Una de mis actividades favoritas cuando recién aprendía a leer era coger enciclopedias y diccionarios y pensar en cada palabra como si fuera una runa mágica que escondía un secreto.

 Quiero volver a sentir la magia.

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Por lo tanto he decidido empezar mi nuevo proyecto, voy a volver a agarrar palabras del diccionario, las palabras más añejadas para que se pueda sentir el buen sabor en la boca. Palabras que han estado alejadas de las lenguas que las malgastan. Voy a descubrirlas, y saber cuáles son las memorias que mas atesora. Voy a encontrar quien amó esa palabra y en algún momento le dio un lugar especial en alguna obra, canción o escrito. Y de paso le agradeceré (con alguna creación mía) el que haya tenido la confianza conmigo y que me cuente su historia.

Porque yo sé que existe otro mundo dentro de este. Ese mundo existe...Pero de la misma forma que el oxígeno existe en el agua.