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Mostrando entradas de 2015

Una casa en mi cabeza

Yo crecí una casa en mi cabeza, La poblé con animales: Un ratón de ama de llaves, Un lagarto en la cocina haciendo arroz, Un lobo feroz susurrando y diciendo “señor”, Una chinchilla para barrer las esquinas, Una jirafa para cerrar las cortinas Y un cachorro de labrador negro para que la chimenea esté limpia. La casa es antigua, pero corre al tiempo. Un oso perezoso da cuerda al reloj, un tejón cosecha vegetales del huerto, y bajan a comerlos con arroz en el almuerzo. Empiezan a hablar del terrible estado de mi cabeza, Como los tubos de mi cerebro necesitan limpieza, Se puede saber porque las cañerías gorjean, Y porque a luz del ático a inesperadas horas parpadea. Sin embargo, el ratón dice que mi gusto no es tan malo, a excepción de las alfombras color dorado. Los viajes que los habitantes de la casa hacen Son variados, culturales Buenos para el corazón, Problemas dermatológicos y dentales. Sin embargo, estoy cargada de males....

Beso

Hace mucho tiempo escribí las palabras más sabias de esa edad temprana. Escribía muchas lineas, pero a la mayoría las   rechazaba. De pronto mi lápiz, siempre en modo literario, le confeso a la hoja: “la verdad importa más que sus efectos secundarios.” He pensado, desde ahí, en encontrar la verdad. Darle sentido a la vida, para tener tranquilidad. Pronto me convertí en intelectual, Y el tema desde ese momento quedo igual. Encontré la manera, un tiempo después, De vivir y ayudar a curar mi alma. Conocer el ayer, Sentir el hoy, y pensar el mañana. Y aprendí, tambien, que amar tus labios Es una verdad y un efecto secundario.