Para los cirujanos ¿Qué se creen para enmendar los planos del Gran Arquitecto?
Y
Para una chica muy flaca, digamos quizá que delgada
sus costillas se marcan, y sus caderas sirven como marco de una casi panza.
Estas mujeres, de exquisita estructura ósea, se convierten en estructura de la siguiente obra.
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Entonces, al unisono de un suspiro mientras me contemplabas me puse a pensar de la tendencia moderna.
Esa tendencia contemporanea de las masas, y no me refiero a una especie de comunismo.
Digo... La maxificación de masas.
En todas las cosas.
Comenzamos con las pantallas de Dios-sabe-cuantas pulgadas de los monstruosos televisores, luego paseamos por el pasadizo de las enormes camionetas 4x4 (las cuales irónicamente son usadas solo en ciudad). Mientras sigues de frente por el pasillo llegas a escuchar detrás de las puertas a unos arquitectos discutiendo por quien construye el edificio más grande. Y bueno, girando a la derecha tienes a la adoración del mundo por anchas siliconas, abundantes caderas, sobresalientes muslos e incluso gran parte de aquellas usuarias tienen como préstamo el cabello de otras mujeres que por pobreza vendieron sus pelambres... y todo por querer tenerlo "más largo".
Hey mujer, y ahora no vengas con "Yo no tengo nada de eso".
Pues en la esquina de esa habitación tambien estan las mujeres con tacos, como si la estatura garantizara la percepción de los más amplios horizontes.
Y si eres "alta" o "exuberante", estás orgullosisima de ello.
¿porque?
porque hoy todo tiende al gigantismo, y por eso las mujeres pomposas son más apreciadas.
Hoy no quedan mujeres que no echen sumas aplastantes de sus atributos cara a cara, como si recibieramos una invitación al matadero.
Que patético orgullo animal por esa estrechez inadecuada.
Por eso las mujeres de tetas chiquitas se parecen más al silencio de los angeles que a la musica techno.
Cuando pasean desnudas por una habitación recuerdan lo tenue que es el sol cuando se escapa alguno de sus rayos por la ventana, y no al aterrizaje de un cometa con colas excesivas y unos senos del tamaño de un meteorito dispuesto a asesinar a toda la legión de dinosaurios nuevamente.
El milagro, no el cataclismo.
Las personas decentes, deberian de pensar como yo, y aferrarse a ello.
Yo prefiero la música en un cuarto, rompiendo lo moderno, al estrépito de los parlantes de una camioneta.
Las pequeñas reuniones con los buenos amigos, a un tumulto en la discoteca.
Mujer, prefiere al hombre que se mantiene sereno ante el peligro de la "globulosidad".
Al que prefiere que las caderas quepan en el cuenco de su mano.
Ya que las tetas pequeñas se ofrecen mejor a una boca no demasiado codiciosa.
Una boca no a la moda de la pasión por lo grande, por la cotundencia de las tetas sinfónicas y la vanidad de las nalgas oceánicas, que hablan de la vulgaridad de este tiempo, de un tiempo de codicia.
Este tiempo enviciado a la acumulación que distingue al personaje carnal y que prefiere las hamburguesas de cuatro pisos sobre una pequeña porción de un cocinero genio.
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